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jueves, 19 de noviembre de 2009

Ester nos trae una historia

Érase una vez una piedra que siempre hacía tropezar a los alces que practicaban para la exhibición.
Un día un alce tropezó y se rompió el tobillo. Llamó a la cárcel y metieron a la piedra en ella.
La cárcel tenía vida propiay le dejo salir porque le comprendió muy bien, la piedra no tenía pies para moverse y no hacer tropezar a los alces y tampoco tenía brazos para coger las patas de los alces.

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