Érase una vez una piedra que siempre hacía tropezar a los alces que practicaban para la exhibición.
Un día un alce tropezó y se rompió el tobillo. Llamó a la cárcel y metieron a la piedra en ella.
La cárcel tenía vida propiay le dejo salir porque le comprendió muy bien, la piedra no tenía pies para moverse y no hacer tropezar a los alces y tampoco tenía brazos para coger las patas de los alces.
Bonita historia Ester.
ResponderEliminarUN SALUDO
MARGOT
Me ha gustado mucho. ALVARO
ResponderEliminarME HA DADO MUCHA RISA NOÉ
ResponderEliminarMuy bonita.
ResponderEliminarEs genial ESTER.
ResponderEliminarALBERTO y Alfonso
me ha gustado mucho.
ResponderEliminarjosé manuel
muy chula Ester.Sigue asi.
ResponderEliminarLaura Seguin