Era una mañana luminosa, por un lado fría y por otro calurosa.
En el caserón que había al lado del bosque vivian siete brujas, se dedicaban a hacer hechizos, pociones, incluso a hacer maldades. Estas brujas eran bellas, hermosas y un poco berrugonas. La más mayor se llamaba Barruga y era la que hacía la comida, lo limpiaba todo, pero claro, con una chispita de magia.
A la hora de comer se alimentaban con larvas de gusanos y sangre de cordero. De repente oyeron un ruido extraño, silencio en el salón, alguién había llamado a la puerta. ¡Era el brujo Brujulillo Brujando Brijo! ¡El brujo más famoso de la Escuela Brujulia Brujón! ¡Era tan guapo, espléndido y bueno...!.
Esa tarde se quedó a comer con ellas, le encantó la comida.
¡Brujulín brujulado, este brujo se ha marchado!
Autor David.
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