Cómo habían estado estudiando las células, hicimos un experimento en el que los chicos y las chicas pudieron observar en el microscopio células vegetales, en este caso de una cebolla.
También vieron microorganismos que viven en el agua de una acequia, el ala de una libélula y el tallo del maiz.
Descubrieron que ese objeto tan extraño que tenemos en el aula, que parece un cactus o una concha, en realidad es el esqueleto de un erizo de mar.
¡Os esperamos en el segundo trimestre!
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